Saltar al contenido

Henri Caffarel

«En un instante Cristo se convirtió en Alguien para mí, Supe que le amaba y que me amaba, y que entre Él y yo era para toda la vida. Aquello fue para mí como una línea de separación, con un antes y un después».

23 de marzo 1923

El padre Caffarel nació en 1903 en Lyon, Francia. Fue ordenado sacerdote en 1930 y murió en Troussures en 1996. En estos momentos está en marcha su proceso de beatificación, habiendo superado ya la etapa diocesana.

Henri Caffarel vivió y sirvió dos vocaciones complementarias, la primera, el descubrimiento de las riquezas del sacramento del matrimonio y la llamada a la santidad dentro de él, creando grupos de matrimonios, a partir de 1939, con una espiritualidad y una pedagogía conyugal y una metodología de reunión basada en la ayuda mutua: los Equipos de Nuestra Señora. La segunda, la llamada a la oración, a la búsqueda de Dios, a propiciar el encuentro de cada persona con Cristo en lo profundo del corazón.

El Padre Caffarel tenía una profunda convicción: Las parejas están hechas para la felicidad. El matrimonio es un camino hacia ella, porque el amor que en él se recibe y el amor que en él se entrega son fuente de felicidad. El amor humano es para él, fundamentalmente, un camino de acceso a Dios, por Jesucristo.

El padre Caffarel tomó, hace más de cincuenta años, la iniciativa de reunir parejas para reflexionar con ellas sobre el sacramente del matrimonio y la vida conyugal. Con ocasión de su encuentro, el padre Caffarel puso su empeño en profundizar el misterio del sacramento del matrimonio y aportar su reflexión teológica a la Iglesia. Todo ello, siempre apoyado en la meditación de la Palabra de Dios, pero también en la observación, en la escucha, en la participación de las parejas, y en el aporte de teólogos confirmados.

Oración para la canonización Del siervo de Dios Henri Caffarel
Dios, Padre nuestro,
 
pusiste en el corazón de tu siervo Henri Caffarel,
un impulso de amor que le unía sin reserva a tu Hijo
y le inspiraba para hablar de Él.
 
Profeta de nuestro tiempo,
enseñó la dignidad y la bondad de la vocación de cada uno
según la llamada que Jesús nos dirige a todos: “Ven y sígueme”.
Él despertó el entusiasmo de los cónyuges 
ante la grandeza del sacramento del matrimonio,  
imagen del misterio de unidad y de amor fecundo entre Cristo y la Iglesia.
Enseñó que sacerdotes y matrimonios
están llamados a vivir la vocación del amor.
Guió a las viudas: ¡El amor es más fuerte que la muerte!
Impulsado por el Espíritu
dirigió a muchos creyentes por el camino de la oración.
Poseído por un fuego devorador, estuvo lleno de Ti, Señor.
 
Dios, Padre nuestro,
por la intercesión de nuestra Señora
te pedimos que aceleres el día
en que la Iglesia proclame la santidad de su vida,
para que todos descubran la  alegría de seguir a tu Hijo,
cada cual según la vocación del Espíritu.
 
Dios Padre nuestro, invocamos al padre Caffarel para …
(precisar la gracia a pedir)